10 febrero, 2012

La última cena


Cuesta imaginar cuando será nuestra última cena. Quizá hoy, mañana, dentro de un mes o pasado unos años. Pero por un instante, si lo pensáramos, si pudiéramos decidirlo ahora, en este preciso momento, sabríamos en qué lugar saborearíamos nuestra última comida cómo seres humanos, qué comeríamos, con quién lo haríamos, ¿sonaría música de fondo?.

Buenos clásicos del rock español e internacional no podrían faltar en nuestra cita: M-Clan, Marea, Dire Straits, Extremoduro, The Police, The Beatles, Kiss... Como tampoco el gran Bob Marley, Michael Jackson, Ray Charles, Frank Sinatra, Bon Jovi and Phil Collins. Grandes canciones que marcan el camino de nuestras vidas no dejarían de sonar durante toda la noche. Aquellas que en un momento determinado se unieron en el camino y decidieron ser parte de nuestra banda sonora: El roce de tu cuerpo, 20 de abril, YMCA, Boig per tu, Bon dia, Jenifer, Canon en Re mayor, Summercat, Because de night, Foxy & Billy, Mambo No. 5, Stayin' Alive, Lemon tree, Sweet dreams, I will survive, e innumerables canciones más.

El menú preparado con mis propias manos sería la mejor opción. Canapés de múltiples colores y sabores: de pesto con parmesano y pimiento rojo, de paté, de jamón salado, de queso, de bechamel con jamón dulce y queso gratinado... Éstos simplemente para ir abriendo el apetito para los siguientes platos.
Una ensalada de queso de cabra con frutos secos y mermelada de fresa. Seguido de una lasaña, costillas de cordero a la parrilla o un solomillo al punto con salsa de roquefort. Todo esto acompañado de un buen vino de la tierra, agua y cava.

Y en una buena cena no pueden faltar los postres. Me encantan. La mejor elección sería una combinación de sabores, varios surtidos de: mousse de chocolate, coulant de chocolate, sorbete de limón, muffins de frutas del bosque con yoghurt, coca de chocolate y fresas con nata.


En la playa. La luna llena en su máximo esplendor, reflejada en el oleaje del mar, y con su luz nos iluminaría. Familia, amigos y tú, gran compañero y fiel amante. Entre todos hablaríamos, recordaríamos y reiríamos. Finalmente me abrazarías, me besarías tiernamente y, una suave brisa de noche de verano daría punto y final a nuestra preciosa velada.



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